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lunes, 28 de febrero de 2011

La voz del silencio

Su gran amor / Una excelente amiga / Fiel compañera / Sensual amante / El reflejo de sus ojos / Único norte / Sombra incansable de sus miedos / El objetivo de su mirada / La madre de sus hijos...

Todas sus referencias conocidas acababan de expirar cuando colgó el teléfono. El aire respirable desapareció dejando dentro de si un vacío de dolor.

El silencio tenía voz y estaba allí, había venido a visitarle. Se envolvió en una manta que olía a ella y bajó las persianas. Durante quince horas estuvo allí, solo, reunido con ella, viéndola por última vez. Una velada triste, con la inestimable compañía del mejor vino; sorbo a sorbo, recordó veinte intensos años.

Ella se fue, no sin antes, hacerle prometer su entereza como padre y dignidad como hombre.



Relojes

Como todos los años, antes de Navidad, tengo que etiquetar y preparar los relojes nuevos para la venta. Ya de paso, los observo e imagino la vida que les esperan. Me pruebo alguno, rutina necesaria en verificar su funcionamiento.
Los hay sofisticados, deportivos, extravagantes, clásicos. Todos señalan ineludiblemente el tiempo. Yo me voy a colocar este, que marca una hora extraña y no la reconozco. Igual me lleva por experiencias y caminos completamente desconocidos para mi.
Ahora sé que ya no iré a casa a dormir.

Una nueva vida

Nació al alba, fruto del amor. Como rúbrica de la naturaleza a la creación más personal de ambos.
Pude observar esos limpios y grandes ojos, como escudriñaban el nuevo entorno, ávidos en mezclarse con los sonidos que escuchaba. Con todos sus sentidos ya empezaba a pulir su ubicación, deseoso de librarse de la pureza que lo envolvía, ineludible para poder sobrevivir en un entorno hostil que solo había hecho más que comenzar.

domingo, 27 de febrero de 2011

Un oasis en el desierto

Eran unas vacaciones largamente imaginadas por dos esclavos de la diosa rutina. Todavía no se creían estar solos, como en los recuerdos, tiempos en los que se conocían. Han reconstruido parte de lo devastado, como si en unas ruinas, persistiera un foco de calor, como antaño.
Estaban abandonados a sus cuerpos, en una batalla de escaramuzas; era el tercer día de campaña. Aún no conocian el mundo que existía fuera de esa habitación de hotel desde su llegada. El estado letárgico se mezclaba con los kilómetros de piel que habían recorrido. Solo deseaban dormir, cuando empezaban de nuevo a ascender desde el llano hasta los repechos, una y otra vez, reinventando la ruta. Observando la crecida del río y el encharcamiento que daría vida a esos valles.
Cuando sus hijos les preguntaran. Ellos les hablarían de momentos de paz, descanso y paisajes bellos en tardes con sabor a melaza y aire estanco.



Sueños de cine

La fijación que sentía por la actriz, adquiría tintes obsesivos. La idealizó de tal manera que inconscientemente rechazaba todo lo que no la recordara. La realidad fue subyugada por la interpretación más profesional. Aún a sabiendas de su incapacidad para comprender ese idioma original, se arrastró por todos los cines donde pudo oírla y embelesarse en unos gestos que traspasaban la gran pantalla.
Su madre estaba contenta, su niño por fin se relacionaba. Escuchaba largas conversaciones tras la puerta de su cuarto. Algún día la traería a casa, -le dijo-.
Cuando la productora anunció el estreno de la última película, en su ciudad, sintió sus sueños hechos realidad. Esperó varias horas hasta el final del estreno, frente a la puerta principal, vestido de smoking y con un ramo de rosas. Repasó de mil formas un encuentro que jamás se produjo.
Escudriñó una a una las caras de las divas que fueron saliendo por la puerta, sin el reconocimiento esperado. Abatido, dejo aquellas flores frente a la imagen de su infiel amada.

sábado, 26 de febrero de 2011

Lucha interior

Él, se sentía atrapado, inmóvil, bloqueado. Tenía una existencia plena, con ramificaciones hacia todos los sentidos. Había desovado vida.
Una obligación moral le empujaba a reaccionar evitando decisiones.
Una pasión nueva entraba en su vida y solo deseaba dejarse llevar, seguirla.
El instinto más primario luchaba dentro de si mismo frente a la planificación y responsabilidad de la razón más fría.
Se estaba consumando el secuestro de una decisión completamente libre y espontánea.
El ganador terminaría por gobernar su vida hasta el fin de los días.

Soledad calculada

El aeropuerto estaba saturado y allí estaba él, solo, con la firmeza que da la experiencia. En la cola de embarque. A un destino minuciosamente elegido, como todo en su vida. Impoluta, organizada, sincronizada, no dejando nada al azar. Necesidad indispensable para que todo funcione como se espera.
Alzó mecánicamente la mano para mirar la hora, solo se fiaba de su reloj. Al fin y al cabo, estaba solo.

Sin tiempo

Últimamente llega antes a casa, ha recuperado parte de su encanto, es más atento, vuelve a participar.
De nuevo habitan sus sorpresas mágicas, regadas con humor dulce. Me tienta el sentirme viva de nuevo.

Tengo mis dudas, aunque ya no hay remisión, el fue quién dejó apagar la última llama.
Tengo la absoluta certeza de que su comportamiento, obedece al miedo de intuir un rival.
He pasado por esto, no queda tiempo.


Confianza

Tembloroso, observado, tenso. Empezó a escribir un relato con la duda de la inexperiencia. Cuando creyó que había terminado, tuvo que acortarlo en menos de la mitad. Pensó en dejarlo.
La poda le hizo ganar firmeza y claridad. Ahora intenta difundirse, lo más importante ya lo ha conseguido... creer en si mismo.


Regresar

El camino de vuelta, el regreso. Es el sueño sin fin. Es la eterna búsqueda de lo que hemos ido dejando en el camino; de un bucear en la memoria, de todo lo que pudimos ser y no fuimos capaces de darnos.
Es el refugio de amores antiguos, amigos abandonados, ideas sin respuesta. De lo que un día soñamos y nunca seremos.



Verano 2010

Mi barco arribó en la orilla. La isla se llamaba eskup. Primero aparecieron las vocales, después todas las consonantes, más tarde los signos de puntuación, admiración y exclamación... Nunca las vi tan de cerca.
Pasado un tiempo, quemé mi barco, necesario para cerciorarme de que pareciese un naufragio.
Jamás he vuelto.


La palabra

Si me quitas la acción, me queda la palabra.
Si me arrebatas el sentimiento, me queda la palabra.
Si me desprendes de mi intimidad, me queda la palabra.
Si me perdonas la vida, me queda la palabra.
Qué es, si no la palabra el último rapto de mi aliento, para poder seguir unido a ti.



Volver

Creció entre libros, prensa y el sonido de las ondas.
Sin saber cómo, ni por qué, cada vez se fue alejando más y más de su condición natural, llegando a no reconocerse, en un rapto del que se sentía cómplice.

Ahora, que reconocía su error, reparó las velas y puso rumbo hacia si mismo.



Nada es gratis

Su extremada sensibilidad, su magnetismo, su destreza, unidas a su experiencia y afinado verbo le hacían peligroso en demasía. Atajaba por los recovecos de la subconsciencia para consumar un nuevo rapto.
Al llegar a casa, su pareja, -hermosa fémina-, tenía las maletas preparadas.


Entre dos mundos

Era un alma libre. Mantenía un armónico ritmo vital, mezclándose con el cosmos en un azaroso baile de metáforas, surgidas de diálogos místicos entre lunas y estrellas.
Un día descendió a la tierra buscando compañía y se quedó.
Años después, todas las noches, imploraba en la soledad del infinito, un motivo para no soltar el lastre que lo mantenía atado en movimiento. Fue a un bazar cualquiera y vendió toda esa carga, sintiéndose libre de nuevo.
Ha vuelto al cielo, pero nunca volverá a soñar entre estrellas.



viernes, 25 de febrero de 2011

Una mirada fija

Mis ojos son grandes y expresivos, radares de una mente curiosa e inquieta; suficientes para abarcar más de lo que puedan ver. Aunque siempre que te miran se ciñen, como un guante perfectamente amoldado a tu contorno. Examinan cada una de tus formas y relieves, ralentizando tus armónicos movimientos.

Hay veces que esa mirada fija te estremece, otras te produce inseguridad, incluso me ignoras al no encontrarme, aunque agradezco que en la mayoría de ocasiones me la devuelvas, y es cuando tus ojos se encuentran con los míos, en una lucha de adivinos, esperando una señal para acercarme y probar otros sentidos, que también necesito alimentar.



jueves, 24 de febrero de 2011

Camino equivocado

Y me entrego de nuevo, sin saber por qué.
Reina en mí una sinrazón de la que me siento esclava, de la que no quiero escapar.
Mezclamos nuestros fluidos y olores hasta no saber quién es quién.
Solo me importa el presente y el ahora.
Me duele todo el cuerpo, estoy saciada, muy satisfecha.
Más me duele volverme a poner la careta tras la que me escondo, para poder existir un sin vivir.
Discretamente y serena, vuelvo a casa.
A mi cárcel.




La ventana

Me sentía como un cerebro posado en una cama. El resto de mi cuerpo no lo veía, por lo tanto no estaba, ni contaba con él. Los demás si daban buena cuenta de su cuidado, como el que limpia un pedestal para que el busto se sienta a gusto.
Solo pedí un deseo y es que nunca me cerraran la ventana de mi cuarto. Nunca le dí la importancia que ahora tiene: es mi única conexión con el resto del mundo.



Visualización afortunada

Entro al coche, tropezando, por inercia, aletargado, con ecos de sonidos memorizados. Cincuenta kilómetros me separan de la nada a mi ansiada cama, una vez más.
Mi estado de hipnagogia me hace sentir la pérdida del contacto con el suelo. Los múltiples golpes se suceden. Silencio, oscuridad, duda, miedo, dolor... terribles sensaciones en soledad.
Dos luces se acercan con celeridad en el vértigo de la obnubilación. Es el final.
Siento un contacto en la espalda y felizmente, me vuelvo, contestando: ¡No, gracias, no quiero más!



Rapto del tiempo




Esta vez... ¡Sí, había nacido donde ella quería! Después de probar en varios continentes y diferentes razas.
Sus caprichos habían costado muchas vidas al resto de la humanidad. Sus amigos le llamaban diosa y era especialista en el rapto del tiempo, porque no sabía que hacer con él.

miércoles, 23 de febrero de 2011

¿Celos o machismo?



¿Donde narices vamos? dijo con voz grave.
¡Al centro comercial, ya lo hablamos antes!
¿Y para ir allí, tienes que vestirte de esa forma?
¡Ya está bien de no poder ponerme nada, por que tú creas que todo el mundo solo tiene ojos para mí!
Dos vueltas de llave, consumaron el rapto.

Suicidio

El forense indicó que no había rapto, no observaba indicios de haber sido forzada. La policía informó a la familia de la chica, que toda la investigación, hacia pensar en un suicidio.
Años más tarde, los padres de la chica, observaban atónitos en las noticias, como Pedro, -ex novio de su difunta hija-, era detenido como fundador de una secta destructiva, con prácticas seductoras al servicio de técnicas de persuasión coercitiva, altamente autodestructivas.



Esperanza




Era una tarde de agosto. Como todos los días, su madre lo observaba mientras lo acicalaba, al tiempo que se lo comía a besos y arrumacos, le daba el bocadillo y lo despedía en la orilla. Todavía hoy, otea el horizonte, a la misma hora, pensando que todo rapto tiene su regreso.

Más raptos

Cuando entró repentinamente y vió esa mano curtida, grande, pertrechada con anillos, sellos, y toda clase de metales, suavemente deslizándose por la pequeña cabeza de su pequeño, le invadió un pánico desconocido hasta entonces.
Sin dudar un solo instante, dijo: "Buenas, venía precisamente a decirle que: este niño, -arrebatándoselo con firmeza-, es mi hijo y que no podrá seguir dando la catequesis, porque sintiéndolo mucho, tenemos que trasladarnos por motivos profesionales.

El rapto había sido abortado, -pensó, resoplando-



Rapto

Siendo un niño, anhelaba siempre los regalos convertidos en tebeos, libros de aventuras y novelas interminables.

La juventud transcurrió rápida, como si de las páginas de sus libros se tratara.

De adulto sufrió una terrible pesadilla de la que nunca pudo escapar.

Participó en una extraña guerra:  "La razón luchó contra la fuerza, la palabra contra los hechos y la determinación se enfrentó a la duda".

Los triunfadores decretaron una ley: La prohibición de los libros, excepto aquellos suministrados por ellos mismos.




Era el rapto de la subjetividad.

Flechazo

La brisa le mecía el cabello, tan libre y graciosamente alborotado, que era imposible no fijarse. Movió su cabeza a ambos lados de la calle, como el faro que ilumina el camino en las noches más sombrías. Su cuerpo, respondía con armonía a la gracia de sus formas. Todo en ella era un imán. Sentí miedo al pensar si algún día, dejara de verla. Nunca sabré, por escrúpulos, si la princesa que vi, hace ya 15 años, hubiera iluminado la tierra que piso, el mar que quiero navegar.



martes, 8 de febrero de 2011

Venta




Toda la vida sufriendo una existencia infeliz; no conseguía paz. Era un tributo a llevar caminos sin sentido, desconocidos para él. Sin embargo, sabía que le querían, se sentía amado. Se acostó pensándolo.

Vendió, -no recuerda bien, a quién-, todos sus escrúpulos en un incesante búsqueda de descanso.
Al levantarse, se vió estupendamente, tenía ganas enormes de trabajar, era otro... pero no vió a nadie, estaba completamente solo.

Expiación

Desde que estalló la crisis, su ascenso fue meteórico en la dirección de un importante banco. Había dejado a decenas de familias en la calle por no pagar sus correspondientes hipotecas. Sus escrúpulos se curaban todas las noches, ayudando a su enferma madre, víctima de alzheimer.



Escrúpulos

Había sido regente de un lupanar, traficante de armas, asiduo turista sexual. Su falta de escrúpulos le pedían algo más, una redención... quizás.
Optó por ordenarse sacerdote y matar dos pájaros de un tiro: exigir el perdón y entrar en el paraíso de la conciencia libre de culpa.



Asco

Ella, como siempre, estaba radiante, sensual, avasalladora. Él, sin saludarla acaso, la echó sobre la tarima y empezó a quitarle ropa bruscamente. Ella forzó unos instantes, pero enseguida enmudeció. Como si de una puñalada de carne se tratara, miró al techo, muda, quebrada. No sabía que hacia allí.

Se levantó sin sobresaltos, lentamente. Se vistió con lo que de ropa le quedaba. Él, todavía yacía en el suelo, embravecido, escupió: "tráeme un cafe", ella asintió. A la vuelta, le regaló una sonrisa, al tiempo que le echaba el cafe en los ojos y le asestaba una puñalada mortal.



Cortina

De niño, una simple cortina era la antesala para trasladarse a otros mundos, el cruzar al otro lado era sentirse protegido, desconectar con lo que pasaba a escasos centímetros. Ya, de adulto,  como le hubiese gustado volver a esconderse detrás de una cortina y dejar pasar el tiempo...