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jueves, 28 de agosto de 2014

La maleta

Al despertar, abrió los ojos lentamente, como el que quiere despedirse poco a poco del mundo de los sueños y enfrentarse armado a un nueva jornada. Y es que no era un día más, era su aniversario, su cumpleaños. Una fecha marcada de diferente color en la agenda, dependiendo de su estado de ánimo, o mejor, de aquello en lo que su mente divagara.
Su vida estaba más o menos estabilizada. Tras varios volantazos en los últimos años, por fin, otra vez se sentía en el rumbo elegido. Las risas de unos niños felices, un hombre libre durmiendo en su cama... un paisaje idílico construido en cada minuto que la vida le había cedido a golpe del esfuerzo medido.
Como en todos los cumpleaños, los recuerdos, formaban una parte indivisible con la realidad más cotidiana. Una memoria profunda como la suya, tiene la particularidad de que te puedes tirar y bucear en fondos abisales, repletos de imágenes semi-borradas, pero que ahí están; impertérritas al paso de los años, inmunes a la presión de océanos de olvidos.
A lo lejos, en lo más profundo, divisó una maleta: conocida, pero que no ubicaba perfectamente en el espacio-tiempo. Estaba cerrada, con llave, y claramente alguna vez había sido suya. Tenía en los lomos pegatinas de otros lugares, de fronteras conocidas, de otros países que su juventud hubiera resuelto sin esfuerzo. Fue a tocarla, cuando asustada, se percató que esta se movía. No podía ser. Un recuerdo es consciente, no puede tomar iniciativa...
Con poco oxígeno con el que resolver, intentó ubicar el objeto rebelde y no pudo sin más, que abandonar el recuerdo sin descifrar de qué o quién se trataba. De todas formas era imposible que su amigo estuviera vivo tantos años dentro de aquella maleta, en donde una vez intentó meterlo para encajarlo en su mundo.
En superficie, todo era más previsible, los niños tenían hambre y su hombre la miraba. Sonreía, como aquél que no tiene ni la más mínima sospecha de que una maleta vieja pudiera abrirse sola, sin la llave que una vez su dueña tiró al fondo del rincón más oscuro y olvidado que existe.

lunes, 11 de agosto de 2014

Luna Llena

Agosto, la Luna se ha vestido de día desnudando todas tus sombras.
Como una diosa, somete la noche, subyugando los sentidos. Nada es lo que parece. Las decisiones se han independizado. El deseo campa libre, y tú, amiga, estás a merced del líquido elemento.
No es falta de respeto, no es atrevimiento... no gobernamos esta vez. Somos agua y la diosa nos llama...





miércoles, 6 de agosto de 2014

El primer fin de semana de agosto

Una vez mas, se presentó puntual a su cita anual. Cada año superaba un poquito más las expectativas. Llevaba el peso de su carisma, de todos los estratos que una memoria puede acumular sin desplazar tierra firme.
Su nombre está grabado a fuego en la piel de todas las quimeras. Desde esa tarde de enero, que empezamos a fabricar las esperanzas más utópicas. Agosto, es el fuego purificador al que nos entregamos todos los años, intentando sobrevivirnos.
El problema, empieza exactamente cuando toda esa amalgama de conceptos, los guisamos en riguroso directo. Nunca nada sale igual que como lo habíamos imaginado.
De hecho, aquí estoy, rellenando los papeles de la separación. No podía haber elegido otra fecha. Ella también planificó sus vacaciones y, por supuesto, yo no estaba incluido.
Ni en mis peores pesadillas hubo existido una canícula tan rigurosa.
No sé dónde estará ese hilo que solté cuando encontré a esta persona, que ahora está de espaldas y, que realmente, nunca supe quién es.
La soledad era esto. Estar rodeado de gente, en vacaciones, y no saber quién eres, dónde estás...