No puedo más... Intento aparentar que no pasa nada, pero no es así. La injusticia me está devorando desde el silencio más cobarde. La mentira ha prendido esa llama que extinguida, yacía muerta en la memoria.
Cuando la ignorancia, la estupidez y la derrota pasean juntas las calles de la vida, no puedo mirar hacia otro lado; antes o después me encuentran, mordisqueándome por dentro hasta desfigurar la esencia de mi propio ser. Todo aquello que soy o alguna vez soñé con ser...
Y es que me gano la vida palmo a palmo, cada centímetro que he conquistado me pertenece, hasta negociarlo al tiempo y dedicárselo al viento, porque me place o simplemente lo regalo envuelto en sonrisas a esas personas que se merecen todo el cariño que he sido capaz de inventar.
Nada es lo que parece, aunque se mire una y mil veces. Todo lo importante, lo cierto, está filtrado por una densa red, que han tejido unos pocos cuando mirábamos hacia otro lado. Ahora, necesito que tú te levantes ayudando a otros como nosotros a desgajar con toda la fuerza que nos queda (y es más de la que crees) esta ilusión en la que hemos caído.
Una manada de bestias está comiendo de nuestras entrañas y pronto lo hará en las fantasías de nuestros hijos para alimentar a los suyos que, aunque están saciados, solo han aprendido a comer.
¿Los hueles? ya están aquí...
¿Los hueles? ya están aquí...