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jueves, 24 de febrero de 2011

Visualización afortunada

Entro al coche, tropezando, por inercia, aletargado, con ecos de sonidos memorizados. Cincuenta kilómetros me separan de la nada a mi ansiada cama, una vez más.
Mi estado de hipnagogia me hace sentir la pérdida del contacto con el suelo. Los múltiples golpes se suceden. Silencio, oscuridad, duda, miedo, dolor... terribles sensaciones en soledad.
Dos luces se acercan con celeridad en el vértigo de la obnubilación. Es el final.
Siento un contacto en la espalda y felizmente, me vuelvo, contestando: ¡No, gracias, no quiero más!



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