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jueves, 24 de febrero de 2011

La ventana

Me sentía como un cerebro posado en una cama. El resto de mi cuerpo no lo veía, por lo tanto no estaba, ni contaba con él. Los demás si daban buena cuenta de su cuidado, como el que limpia un pedestal para que el busto se sienta a gusto.
Solo pedí un deseo y es que nunca me cerraran la ventana de mi cuarto. Nunca le dí la importancia que ahora tiene: es mi única conexión con el resto del mundo.



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