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lunes, 7 de marzo de 2011

Fantasías reales

El ruido de una puerta al cerrar, era el sonido deseado de todas las mañanas. Inevitablemente, con el corazón desbocado, acudía a su cita desde la mirilla a observar extasiado esos segundos efímeros que duraban todo el día. Cuando ella había desaparecido, abría lentamente la puerta y respiraba profundamente, llenándose de ese olor que deseaba más que nada en este mundo.
Su timidez enfermiza no le permitía un atrevimiento factible. Cerraba la puerta y volvía a refugiarse donde era grande y reconocido. Internet era toda su vida.
Una pena, si hubiese sabido que su adorable vecina buscaba una solución informática que reparase su conexión a esa vida virtual que él tan bien manejaba.


2 comentarios:

  1. Cuantas ocasiones de cuantas cosas perdemos en la vida por falta de atrevimiento, sin nada que perder por otro lado. Te lo digo yo que soy experto. Pero cuando algo forma parte de tu ser...que difícil es cambiarlo, superarlo, contradecirlo...Lo importante, quizás por consuelo, sea sentirse grande y respetado con lo que uno tiene, como tu personaje. Saberse conformar es saber sobrevivir, o algo así

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  2. Quién me conoce sabe que mi acción y mi deseo van de la mano. No podría ser de otra manera, crearía ansiedad a raudales. Como bién dices no se pierde nada y con educación todo es más sencillo. He descrito una situación contemporánea más habitual de lo que parece que por si misma nos habla de lo complicado del ser humano, en la duda pierde parte de su vida. Terminar con algo es necesario para pasar otra página. Suerte...

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