Secciones

miércoles, 23 de febrero de 2011

Esperanza




Era una tarde de agosto. Como todos los días, su madre lo observaba mientras lo acicalaba, al tiempo que se lo comía a besos y arrumacos, le daba el bocadillo y lo despedía en la orilla. Todavía hoy, otea el horizonte, a la misma hora, pensando que todo rapto tiene su regreso.

6 comentarios:

  1. Enhorabuena por el blog, veintiuno. Hermosos azules y hermosas palabras.
    Recuerdo este micro de Eskup. Me sigue pareciendo muy bueno.
    Ya me pasaré a leer todo lo que has publicado con más tiempo.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Coincido con Sara. Es uno de los micros que más me gustan, quizá el que más, de los que llevas publicados hasta ahora en el blog. Un abrazo, 21

    ResponderEliminar
  3. Muchísimas gracias, Sara. Por tu amabilidad y por tu apoyo. Si, es de Eskup y recuerdo que gustó. Lo coloco aquí para todo aquél que no tiene entrada en ese espacio, pueda leerlo y sentir el profundo amor y la esperanza que siente una madre hacia su desaparecido hijo. Un abrazo. Siempre tienes la puerta abierta.

    ResponderEliminar
  4. Bienvenido, Luis. Es todo un honor para mi, el verte por aquí. Eres como a mi me gustan los amigos, de verdad, con hechos, de carne y hueso, comprometido.
    Si, sabía que te gusta por que me lo dijiste en Eskup, y es más, me ayudaste a cerrarlo de tal forma que una palabra que me recomendaste, le dió una clarificación al texto que antes no tenía. Gracias por todo.

    ResponderEliminar
  5. Hermoso blog, 21, todo um hallazgo. Me alegro de seguirte en Twitter. Un saludo

    ResponderEliminar
  6. Gracias, Ángel. Espero darte lo suficiente para que no dejes de hacerlo. Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar