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jueves, 23 de agosto de 2012

Entrar en el vacío

Sin saber como, se introdujo en una línea recta, increíblemente monótona, sin luces ni ventanas, completamente estanca. Lamió las paredes y no sabían a nada. Era imposible definir a qué olía. Optó por prescindir de los sentidos cuando sus huellas dactilares desaparecieron en el vacío.

Malversación de placeres

Estuvieron toda la noche haciendo el amor. Con una pasión desmedida. En la misma proporción que se fueron drogando. Tanto, que les era imposible definir a qué olía ese cruce de fluídos, que unos instantes antes.. eran un orgasmo de los sentidos, citados en un lapsus mágico del tiempo.

Fin de las vacaciones

El rumor que invita a pensar en el final de unas vacaciones, era imposible definir a qué olía, aunque cuando te llegaba, si no eras capaz de disfrutar del presente inhalando el instante. Te llegaba tan dentro que ya no podrías terminar la velada.

martes, 21 de agosto de 2012

El olor de la mentira

¿A qué huelen más de nueve millones de votos? ¿Qué olor despiden las mentiras que deciden sobre tantas vidas? ¿Cómo huele la nómina del político que firma los recortes? Era imposible definir a que olía, pero su rastro durará mucho más, que la vida pública de aquel que las emana.

La conciencia

El director de RRHH se quedó solo en la sala, ordenando papeles. Empezó a sentirse intranquilo, a olfatear un tufillo extraño. Era imposible definir a qué olía. Un expediente de despido quedó caprichosamente encima de su mesa, de cuando echó a Pérez sin motivos. El miedo no siempre huele igual.

Bucles políticos

La subjetividad encierra paralelismos realmente sorprendentes: Él revoloteaba por el hemiciclo cual mariposa en primavera. Ellos veían la frustración reptar por los sillones. Era imposible definir a qué olía. Impoluto, se presentaba como si el aseo diario pudiera evitar la culpa.

Voces interiores

Estaba de vacaciones, sin móvil, sin internet. Perdido en la Siberia extremeña, donde cruzarse con alguien es todo un acontecimiento. Era imposible definir a qué olía esa sensación de libertad tan real, palpable, donde los ínfimos detalles adquieren esas curiosas dosis de locura.

La culpa

Pasó a mi lado y no pude hacer nada por evitarlo. Lo miré fijamente y resolvió el trance estrechándome la mano. La educación me hizo responder. Era imposible definir a qué olía. Un presidente del gobierno arrastra una aureola de culpa que le sigue allá a donde va, para siempre.

Interpretaciones

¡Siempre tan embustero! ¿Quién se podría creer que encerró a cuatro tigres en un armario? -¡Papá, por favor, deja de engañar a los niños que luego piensan que todo es posible!-
-Siempre has sido lógico y frío, hijo. El que se encerró en el armario para escapar fuí yo, -escucha más y mejor-

Prevenir

Pensé que podía guardar toda la vida, aquel grabado único de cuatro tigres, en un armario. Los robos suelen tener mal final, y antes que después, el detective calculó el doble fondo del cajón hasta dar con ellos. Yo ya estoy lejos, con el original. Él, satisfecho con el trabajo realizado.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Streeper

Sin ningún tipo de pudor, y solo vestida con algún ungüento, y uno de los cuatro tigres en el armario de los que dispone. Camina dispuesta a apagar ese fuego que nos consume. La piel animal no hace sino provocar más lujuria si cabe ¡Qué lástima que el decorado, solo sea una escena profesional!



La princesa de Bali

La primera vez que entré en su habitación me sorprendió un grabado de cuatro tigres en el armario, en caoba, citronier, teca y palisandro; cubriendo ambas puertas. Dicen que estuvo casada con un príncipe de Bali. Sus ojos cambian de color con la luz... y con su estado anímico.

Donde nace el sol

En 2020, la economía occidental, seguía sumida en la recesión más profunda jamás conocida. Fue cuando su empresa le dio la oportunidad de elegir entre sus cuatro tigres en el armario: Hong Kong, Singapur, Corea del Sur y Taiwan, todos ellos, de diferente pelaje y mundos por descubrir.




Reserva

Siempre le gustó pensar que guardaba cuatro vidas y que estas eran como sus cuatro tigres en el armario. Prestos a saltar encima de la vida y devorarla sin dilación ni reserva. Mientras tanto, pasaban los días y su miedo a entregarse y un proteccionismo excesivo, agotaron el reloj.

Amores secretos

Desde muy pequeño, su viuda madre, le contó que guardaba cuatro tigres en el armario, que jamás lo abriera si deseaba vivir en paz. Pasó el tiempo y el niño recordó esa leyenda. Dentro de ese armario descubrió los secretos de esa cercana, aunque extraña mujer, y sus cuatro amores fallecidos.

Consumiendo vida

El político acumuló animales de forma compulsiva: jabalíes, ciervos, toros bravos colgados de la pared, cuatro tigres en el armario, aves rapaces, todos ellos disecados. Aunque no fue capaz de retener a sus seres vivos más cercanos y acabó más muerto en vida que todos ellos juntos...

martes, 14 de agosto de 2012

Medicinas mortales

Era de una estupidez ancestralmente adquirida. Guardaba cuatro tigres en un armario. En diversas y oscuras formas de entender la belleza. Los testículos a un lado, los colmillos y garras en otro, cerca donde la perfección descansa abatida sin compasión. Donde el yo, adquiere formas que borran cualquier visión.



Diosa de la carne

Una verdadera diosa, creedme. Cuentan que no hay mayor felicidad que ser poseído por ella. Alguien que es capaz de llevarte a los placeres soñados.
Dicen que guarda cuatro tigres en el armario. A veces son amantes, otras esclavos. Sometidos al pecado hecho arte, ese alimento prohibido.

Venta de libertad

Hubo un momento en el camino que la soledad se fracturó y el tiempo la hizo herida. Fue el día que encerré a mis cuatro tigres en el armario. En la necesidad de querer y sentirme querido. A veces los visito. Y contamos historias. Como de ese día que saldrán, liberándome del miedo.

El esclavo actual

¿De qué serías capaz si el puesto fuera tuyo? -dijo el empresario-
De cualquier cosa, -dijo él-
Al observar esa sonrisa felina, aún no sabía el por qué de su propia respuesta. En ese momento solo recordó a su compañera, a sus dos hijos, y todo lo que les quedaba por pagar.



(Microrrelato ganador del 07-08-12, concurso "El País", publicado en eskup el día 07-08-12)

El yo insaciable

Nunca terminamos de conocernos. Después de estar toda la vida esperando ese mágico momento, una vez coincidente, lo dejó pasar. Aún no sabía el por qué de su propia respuesta. Quizás solo necesitó saber si era capaz. Una vez conseguido, su voluntad le exigía una meta más personal.

Ataque de sinceridad

Como siempre, le habían preparado un discurso demagógico. Ya en en atril, lo tapó, miró la sala, y durante unos minutos disparó ráfagas de palabras engrasadas en la verdad y rebozadas de honestidad. Aún no sabía el por qué de su propia respuesta. Obviamente, abandonó la política.

Fe

Refugiado, en lo que de casa quedaba, con más escasez que miedo, se quedó esperándolo todo el día. Estruendos de bombas y silbatos de balas no mermaron la fe en su vuelta. Fue al abrir la puerta y tropezarse con parte de su padre y una bolsa de comida, lo que le mató el hambre.

Esencia perdida

... Y no lo dejaba de buscar. Escondida entre las mil versiones de sí mismo, no encontraba su verdadera esencia. Estuvo esperándolo todo el día, como ayer, como en los últimos años. En cada curva del tiempo parecía reconocerse, aunque la inmensa recta solo le devolvía imitaciones

Desconfianza

Mirándole a los ojos le dije: De ti depende, traenos con lo que te he dado, aquello que pueda ayudarnos a salir adelante... y volvió del futuro con semillas de patatas germinadas.
¿Esto es todo lo que has podido conseguir?
-Si, con dos euros y un cromo que esperabas que me dieran.

Ciclos

Ese verano, por fin su niña iba a un campamento (se llamaba: el futuro y le costó la paga de un mes) Confiaba en la naturaleza y en los guías para que revirtieran su comportamiento. Cuando volvió del futuro con semillas de patatas, creyó verse a si misma antes de perder la ilusión por todo.

Genética

Tras la hambruna, en su primera y última oportunidad de viajar por el tiempo... ¡volvió del futuro con semillas de patatas! -Apuntó indignado un superviviente- ¡Qué se podía esperar de alguien que se apellida McDonald´s! -Masculló el hermano mientras cavaba compulsivamente-

El vacío

Después de satisfacer todos y cada uno de sus deseos -desde los imaginados, hasta los encontrados- resopló pleno. A los cinco minutos, su mente, ya le estaba pidiendo más madera, y fue cuando observó a través del espejo, el gancho de una percha colgado de una barra en vía muerta.

Fín

Nunca perdí la ilusión con que ella volviera, que me diera otra oportunidad. La luz, desapareció por completo de todos los recuerdos del apartamento; en ese momento, solo ví sus llaves colgadas del gancho de una percha, que de alguna manera, finiquitaban la mejor historia de mi vida.

Sin futuro

Fue formado en las mejores escuelas anti-gravitatorias del país. Fue parte de una familia numerosa de ganchos de una percha de sangre forjada con la misión clave de formar un servicio útil y determinado. Lástima que fuera destinado a una remesa de casas caras que nunca se vendieron...






Foto del mensaje

Soltar lastre

Documental: En la soledad de un armario vacío, el gancho de una percha lucha implacablemente por la supervivencia. Desde los albores de su creación sostiene todo el peso de su existencia y la de sus parásitos más allegados. Se columpia agresivamente hasta que al fin, respira aliviado...

Odiosas comparaciones

Dejándose llevar por la curiosidad, no pudo evitar las comparaciones odiosas entre el gancho de una percha de su pareja y ese nuevo huésped que se había acomodado en su casa. No sabía bien quién era, pero su gancho era tan... que sus más íntimos deseos empezaron a desatarse...

Giros vitales

Rechinaban las ruedas oxidadas de su carromato, lo que servía para abrirse paso entre la multitud. El ejecutivo, paseaba sus miserias colgadas del gancho de una percha vacía, que antaño sujetó trajes prohibitivos con los que convenció a aquellos que ahora le ignoraban...

Esquizofrenia

Fue al abrir el armario, cuando recordó la cínica media sonrisa de su médico, al prometerle una estancia plácida y sin sobresaltos en la nueva residencia. No tuvo ni un solo gancho de percha que echarse a la boca en su pequeña manía, de que sus hijos lo querían pescar y macerar.