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viernes, 30 de septiembre de 2011

Perseguir un sueño

El día que la rutina, la infidelidad, el hastío y todas las caras de la uniformidad más hueca, les acorralaron, huyeron en un viaje en todas direcciones, tanto en la distancia como hacia dentro. En el extranjero vivieron otras experiencias. El contacto con otras formas de atrapar la vida, les reinventó. Fueron capaces de recordar el por qué un día decidieron compartir sus sueños.
Todas las mañanas, al levantarse, comprobaban que ya no visualizaban sus límites. Ya no tendrían que esconderse, el uno del otro. Ya no más mentiras.
Un día se les olvidó regresar; el sueño individual les raptó y fueron a buscarlo por separado. El destino es implacable con los anhelos sin domesticar.



2 comentarios:

  1. Me gusta vivir pero también quiero recordar, soñar y poder regresar. Tu micro me hizo recordar a una persona que conocí que se "quedó" en uno de esos sueños por buscar realidades más etéreas que las palpables, un soñador inconformista que no fue capaz de encontrar una mano en la niebla que le acercase a la orilla de vivos soñadores y le dejó para siempre en la orilla de los muertos vivientes.

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  2. Me gusta la "sintonía" que has captado en el texto, Vanadis. No hay fidelidad más sincera que aquella que nos brindamos a nosotros mismos. Son tiempos difíciles para tanto idealismo, pero me gustaría pensar que en un momento determinado, cuando todo parece fracasar... tomamos el rumbo único, aquél que solo pertenece a nuestra conciencia y al infinito que tenemos delante. Aún sin visualizarlo, sabemos que está ahí.

    Un abrazo.

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