Surgiendo de la nada, apareció sin más. Y levantó del suelo donde, escondida, yacía mi derrota.
Me regaló sonrisas y hermosas palabras. Me enseñó a tutear al tiempo y a dominar la pasión. Hizo del castigo una experiencia inolvidable para volver a sentirme grande.
Mi musa es mortal, habla mi idioma y sufre como yo. Le debo tanto... que ahora que sufre en silencio, no sé como ayudarla... y necesito hacerlo.
A diario le dedico un beso, y aún así, no la siento.
Pero me enseñó bien, la espero...
Qué bonito micro, 21. De esos que te hacen "cosquillas", que te llegan...Mima a tu musa porque hace bien su trabajo. Un abrazo.
ResponderEliminarEsa serenidad en la espera que transmites me gusta mucho.
ResponderEliminarUn abrazo
Tu comentario se siente como algo físico, y en la distancia se agradece como una inmensa sonrisa.
ResponderEliminarSoy agradecido, y por ello, te doy las gracias por esta visita... y por esa parte de musa que llevas dentro.
Un sincero abrazo.
Espero que dure, esta paciencia transitoria hasta hacerla mía. Ya que no soy así, pero uno tiene que tener esa capacidad para aprender, asumir, transformar, sin perder su esencia.
ResponderEliminarGracias por la visita, Albada.
Un beso.