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lunes, 27 de junio de 2011

El sonido del tiempo

Una leve brisa ha comenzado, suena el tintineo de las hojas secas arrastradas por las calles. Vuelan, imprimiendo su marcha, en el último intento de estas por volver de donde cayeron. Anuncian que la brisa ya es viento. Es el sonido del tiempo, que pasa en su imperturbable avance delante nuestro, avisando de su presencia.
Llegará el día que no lo perciba. Será el tiempo de los hijos, de los nietos. Y seguirá su curso hasta el interminable fin de los días. Pero ese sonido ya pertenece a otros.



6 comentarios:

  1. Yo tambien lo he escuchado. Maravillosos momentos.

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  2. Gracias por seguirme, por la visita y el comentario.

    Saludos.

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  3. Gabriel Palafox/Fco. Rodríguez Tejedor5/7/11, 1:04

    PALABRAS PARA 21

    Hoy entré por primera vez en tu blog. Me tienes que perdonar. Yo ni tengo blog ni, por el momento, me manejo en las redes. En este sentido soy un nombre antiguo aunque, poco a poco, me voy modernizando. Pero me gustan las palabras, el tintineo de las palabras, que son como hojas que caen, mecidas por el viento. A lo mejor las palabras son también el sonido del tiempo. O, más que el sonido, el eco del tiempo que ya pasó, el tiempo que nos dejaron dicho otros labios o, tal vez, susurrado, o gritado lleno de euforia una mañana de brillante sol amarillo. O, también, escrito en un rincón como este tuyo, esperando que alguien escuche su tintineo. Y piense en ellas. O se emocione. O reflexione. O, simplemente, se deje arrullar por su música cadenciosa, por su ritmo armonioso, que es como una lluvia lenta y honda que te va calando hasta que el tiempo se va asentando en tu interior. Y te vas haciendo más viejo., sin duda, pero más lleno también de resonancias, de ecos, de melodías. De la experiencia de la vida, en fin. Así que el sonido del tiempo está en las palabras.
    Y, cuando las lees, cuando las vives, vives otra vez aquel tiempo. Vives todos los tiempos que en el mundo han sido. Todos los tiempos, los sentimientos, que han quedado grabados con la máquina registradora de las palabras. Y yo quiero dejar aquí, en este rincón, unas palabras de amistad hacia mi amigo 21. Yo he leído muchas veces, infinidad de veces, sus palabras, sus relatos de experiencias, de colores, de vida. Y también sus comentarios, sus análisis, siempre profundos, lúcidos, tratando de penetrar en la última intención del escritor.
    A mí me gusta 21, sus palabras, que son el tiempo que él nos ofrece de sí mismo y, por lo tanto, lo más valioso de él. Y brindo porque este rincón de palabras tenga larga vida
    y sus lectores podamos, cuando la ocasión se presente, escuchar su tintineo.. Escuchar el sonido del tiempo que él nos brinda. Y aprender un poco más. Porque solo se aprende escuchando, leyendo las palabras donde está la vida vivida, pensada, soñada.
    Larga vida a las palabras. Y gracias, amigo, por las tuyas y por buscarles este rincón donde, sin duda, se sienten tan a gusto.

    Gabriel Palafox/Francisco Rodríguez Tejedor

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  4. Me gusta pensar que más que querer volver de donde cayeron, buscan un último adios con ese vuelo, como palmas de mano en una despedida agradecida. El partir debería ser suave, digno, feliz si cabe. Yo sai lo deseo

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  5. No hay nada que perdonar, Francisco. Son muchos frentes abiertos para estar a pleno rendimiento en todos ellos. Gracias a ti, por dedicarme palabras tan amables, a sabiendas de que tienes que atender a tu trabajo, a la promoción de tu libro y estoy completamente seguro de la gestación del próximo libro y eso requiere tiempo, mucho tiempo.
    Es para mi, un motivo de orgullo, tu visita y ese comentario tan personal que me dedicas.
    No es nueva mi admiración por ti, por tu forma de escribir, por la forma de sentir la existencia que a veces nos aplasta en su presión, y en otras nos deja volar tan alto que nos creyéramos dioses. Aprender, disfrutar, escuchar, sufrir... todas esas sensaciones que nos van modelando en ese día a día, resolviendo en un contorno vital que es el que mostramos a los demás con mejor o peor acierto.

    Espero darte los suficientes motivos para que tus visitas sean como mínimo, bien aprovechadas.

    Gracias por todo, Francisco. Me reitero en mi compromiso y en mi completa disponibilidad para todo aquello que consideres oportuno.

    Un sincero abrazo.

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  6. Cuando eres capaz de pensar que has escuchado el sonido del tiempo, es porque lo tienes en mente, empiezas a preocuparte en medirlo y calcularlo. Síntoma inequívoco de tareas por hacer, sueños sin cumplir y mucha vida sin sentir.

    ¡Nos queda tanto como seamos capaces de darnos, Luis!

    Saludos.

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