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lunes, 6 de junio de 2011

El árbol torcido

Su éxito actual, era fielmente representado en aquella finca; llama prendida de su ego. El jardín, aún vacío, narraba su condición personal. Sin tiempo disponible, encargó a terceros plantar un árbol joven, que creciera sano, a la par de su único hijo. El terreno sobrante se alicató. El árbol creció fuerte, aunque torcido en su base, inclinándose hacia el exterior, afeando la uniformidad contigua.
Su hijo, materialmente, lo tuvo todo. Siempre anheló un hermano y la compañía de los juegos y risas que escuchaba detrás de la valla.


2 comentarios:

  1. La riqueza del artificio frente a la pérdida de la naturalidad. O sea: pobres del todo!!!

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  2. La compañía de otros iguales para un niño, es esencial. Tanto como el cariño de sus padres. No se puede arropar con nada, no hay sustitutos.
    Y pobres, efectivamente, Luis, por que no se puede comprar.

    Saludos.

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