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jueves, 30 de junio de 2011

Batalla pactada




En el suave despertar se encontró cubierto por la pleamar del sudor compartido, envuelto en olores deseados y márgenes derribados; restos de una épica batalla que jamás habría ganado. El ruido de la ducha y la billetera vacía le certificaban que no era un sueño. Los mercenarios esta vez eran aliados.

2 comentarios:

  1. Supongo que el verdadero enemigo está dentro de uno mismo en ese campo de batalla llamado soledad.

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  2. No sé si el verdadero, Cormorán, pero es el primero en una larga lista de desavenencias y problemas. Antes de salir al exterior hay que solventar los problemas internos que todos sin duda tenemos.

    Saludos.

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