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domingo, 26 de junio de 2011

Conducir

Todos los días, mi mano acaricia tu lomo, hablamos, y tú me escuchas a sabiendas que los límites se traspasan para despertar los sentidos. Juntos, desafiamos las leyes físicas a una velocidad que el mundo puede esperar. Mis ojos se abren en gran angular, excitando el sistema nervioso que tensa el pálpito de mi corazón, arrastrándome a un vértigo que me empuja a seguir. Los espacios son oportunidades abiertas a un azar calculado en destellos de ficción.
Esa danza de vida y muerte, baila sin ser vista en espera de un final. Ella sabe, que siempre queremos más...


2 comentarios:

  1. Me ha parecido un breve pero descriptivo relato, en este relato los sentidos cobran vida propia, ha resultado muy visceral

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  2. Extenderme hubiera sido divagar por los entresijos que se me pasan por la cabeza en la actividad descrita, cuando esta, solamente atiende a una cosa para sentirme capaz de llegar a buen puerto: conducir, con la mente, con el cuerpo y con el alma. Es algo único.

    Gracias por la visita.

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