Hoy he conocido al amigo de mamá. Es joven, simpático y muy amable con nosotros. Juegan con sus pies debajo de la mesa. Es como si ellos fueran los niños y su escondite es de mentira, siempre se delatan y acaban por encontrarse. Ella sonríe más que nunca y eso que tiene que estar cansada, por que se ha tirado en el baño toda la mañana. Huele muy bien, quizás porque sabe que él se acerca continuamente.
Papá esta de viaje y me ha dicho que vendrá a darme las buenas noches. Él si que sabe taparme.
La mirada de un niño suele descubrir los escondites hasta en los rincones del alma.
ResponderEliminarUn abrazo
Así es, Albada. Nadie percibe los cambios como un niño, y a través de él, he intentado narrar un acontecimiento nuevo.
ResponderEliminarGracias por el comentario y la visita, amiga. Un saludo.