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lunes, 25 de abril de 2011

Pintar un día gris

En la regularidad de los días coloreados, se me ha colado uno en blanco y negro. Le he preguntado: ¿tú que haces aquí?, me contesta que él también tiene derecho a existir. Afirmando sus palabras, lo he sentado junto a los otros. Me ha mirado y sonriendo me dice: no estoy aquí por ti.



8 comentarios:

  1. ¡Guau, Daniel, fabuloso!. ¿Y además en clave de humor?

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  2. Me atrevo a escribir que ciertas veces, esos días grises en los cuales flotamos por encima de todos y de todo, envueltos en sentimientos turbadores, son extrañamentes agradables.
    Como una escapatoria, una saturación del Ser cuando se le niega desde mucho, la posibilidad de hacer una pausa…

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  3. Los contrastes son maravillosos y, en este caso, has conseguido crear, además de un mr muy sugerente, un final abierto absolutamente intrigante. ¿A quién buscará el día gris?

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  4. Irónico, tal vez, Luis. Después de tantos días buenos se coló uno raro y me pilló por sorpresa ¿que le voy a hacer?, lo senté, le dí una copa, hablamos y llegamos hasta entendernos de sus razones para estar así. Como la vida misma.
    Saludos.

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  5. Tienen su derecho a existir, Henriette. Tu comentario me parece como poco, interesante y reflexivo y es lo que yo hago con un día así: empaparme de tristeza y melancolía y disfrutar de hábitos "diferentes" que también son parte de nuestra vida. Verlos como una pausa también es una opción. Saludos.

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  6. Los finales abiertos, como tú bien sabes, Mirina, están sujetos a diferentes interpretaciones. En este caso yo he querido recordar el compromiso de cuando compartimos la vida con alguien. A nosotros nos puede ir bien todo, a esa otra persona, no. Ese día gris nos ronda entre los colores de nuestro ánimo individual y nuestra mejor opción es ayudar, intentando comprender esa situación y darle una solución.
    Me alegro mucho de tu visita. Gracias por comentar.

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  7. Una metáfora muy bella, has personificado el objeto dándole vida

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  8. ¡Ya sabes!, me gusta humanizar todo aquello que puedo. Las palabras tienen ese don y yo lo utilizo como mejor sé. Un abrazo, Mª Belén.

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