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lunes, 2 de mayo de 2011

Reencuentro

La más compleja red de comunicación conocida hasta el momento, nuestro sistema nervioso, encarga a nuestro vigía, el ojo, transformar esos impulsos en luz. A su vez, el oído, asesora al cerebro de los sonidos que le llegan, informando de nuestra posición en el espacio. La epidermis, con sus receptores a punto dirige cualquier estímulo recibido.
En el andén, se otean cuidadosamente. En cuestión de milisegundos deben de reconocerse: miradas, gestos, olores... demasiados años viviendo de unos recuerdos.



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