Bendito sea el sexo, con su caos y su desorden. Mis ojos no pueden dejar de mirarte, están teniendo sexo con los tuyos y no quiero interrumpirlos. Recorren una y otra vez tu sonrisa, hasta saciarse agotados en todos los escondites de la imaginación más osada. Volveré mañana, y pasado; todos los días estaré ahí, en esa cita casual en la que nos cruzamos por obligación y yo he convertido en un ritual.
Amigo Daniel, efectivamente el sexo está antes que todo, como bien dices, en la mente. Y los ojos son su ventana., como tú muy bien nos recuerdas.
ResponderEliminarUna zambullida en el mar acuoso de los ojos, es la mejor peli porno del mundo. No son fáciles, ni instructivos estos micros sobre el sexo y tú has conseguido con calidad ambas cosas. Un abrazo.
Me reconozco en esa mirada, siempre con deseo.
ResponderEliminarSi el deseo muere, arrastra lo demás con su muerte. Sigamos deseando, sigamos viviendo.
Un saludo Daniel
El sexo forma parte de nosotros mismos y buscamos colocarlo en cada rincón del día a día. Y si, hasta en los ojos...Genial¡¡
ResponderEliminarHe tocado un tema en el que te mueves como pez en el agua, Francisco. Ciertamente, el sexo, como todo, es mental. A veces dudamos que una reacción tan física nazca en lo más profundo de nuestra química, en los agujeros negros de nuestro pensamiento más primario. Es una de nuestras últimas conexiónes del yo-animal.
ResponderEliminarLos ojos son el faro que alumbra el deseo, en ese torbellino de sensaciones que es capaz de remover en pocos segundos toda la sangre que contiene nuestro cuerpo.
Gracias por leerme y comentar.
Un abrazo.
Sí, los ojos hablan, tocan, acarician... se derraman enteros sobre el otro y como bien dices, es entonces cuando sobran las palabras. (También los ojos hieren y lastiman, pero esa es otra historia). Sin duda prefiero la historia a la que nos conduces y en la que no sobra ni una palabra.
ResponderEliminarSaludos 21.
El deseo es una forma de existencia en si misma.
ResponderEliminarEsas miradas en silencio se desean, sin saber quién es quién.
Saludos, Cormorán.
Hasta o desde los ojos, Lenita. Da igual, cuando irrumpe... todo es sexo y por momentos, todo nuestro ser les pertenece y nos maneja a su antojo.
ResponderEliminarGracias por la visita. Un beso.
Ya he visto todos los comentarios que te han hecho sobre estas palabras tuyas.....como bien dicen,el sexo es uno de los motores principales que hace que gire la gran noria de la vida,pero uno de los impulsores de ese motor indudablemente esta ahí,en la mirada,para mí es algo esencial....esas miradas penetrantes que realmente te hacen hasta ruborizarte porque sabes lo que los dos pensamos y sobre todo deseamos en ese momento........realmente me gustaron tus palabras,es más,me hicieron sentir tus palabras....Un abrazo.
ResponderEliminarUn buen texto que describe la importancia del ritual de la mirada en el cortejo. Por aquí cerca, en la montaña, el otoño es época para la berrea de los ciervos; pero los humanos hemos desviado de forma sublime el atractivo, no sobre la base de un cuerpo perfecto (aunque es importante que exhale salud, energía), sino en el lenguaje de los ojos. Lenguaje que puede ser "activo" en sentido conquistador, o bien "pasivo" en sentido de ser conquistado por las cualidades que se transfieren a la intuición de cómo es cada persona.
ResponderEliminarVaya, me enrollé, jajaja. Un abrazoteeeeeeeee
Unos lo niegan, otros lo evitan, pero siempre está ahí, tal y como tú lo señalas; el sexo es un motor, que tiene la particularidad de hacer funcionar muchas facetas de la vida.
ResponderEliminarGracias, Leonor, por la visita y el comentario. Eres una mujer de palabra y eso hoy por hoy es un gran activo a tu favor.
Un beso.
Me ha gustado tu comparación con la berrea. Ahí es donde yo hago hincapié en nuestra condición animal. En el sexo es donde más reminiscencias quedan de nuestros orígenes. La mirada es un arte en todas sus facetas, tanto por parte del emisor como del receptor. La intuición es el aceite que elucubra los sentidos.
ResponderEliminarGracias por la visita, Luis. Es siempre esperada.
Prefiero centrarme en unos ojos que dan, que buscan, que desean. Es un momento único. Es el movimiento más revelador del alma, cuando este se asoma y puede ser visto.
ResponderEliminarGracias por visitarme y comentar, Isabel. Es todo un honor para mi. Perdona la tardanza en responder.
Un beso.
Me ha encantado la perspectiva de este micro. Además parece que siempre que se habla de sexo ha de ser o ha de relacionarse con gente relativamente joven y en tu relato se deja la ventana abierta y no se enfoca hacia cuerpos "perfectos" o esculturales sino que, en la mirada atemporal radica también la fuente del deseo. Muy jugoso, para exprimir cada palabra. Un besito.
ResponderEliminarEs una mirada cercana, cotidiana, como bien señalas. Puede que sea tu vecina, que la consulta se convierta en una maravillosa velada o simplemente donde compras el pan, unos ojos interceptan los tuyos... con ese brillo que te hace vibrar. La sensualidad de paseo.
ResponderEliminarUn fuerte beso.