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sábado, 8 de octubre de 2011

Rectificar

El corazón se le encogió hasta más allá de los límites, mientras la vista luchaba por procesar indescriptibles secuencias previas al horror. El suelo le abrazó casi por completo en un impacto bestial. Tanto dolor no cabe en una brevedad. Pronto desapareció la intensidad. Su cuerpo se había marchado, dejando abandonada a su mente como único vestigio de su presencia. La foto fija, ya nunca dejó de molestarle. Tuvo que revivir el pasado, tantas veces como hasta aceptar que nada podía cambiar en él. Aunque también entendió su implicación en el futuro.
Se agarró fuertemente a la barandilla y entró sudando al salón. Una mirada triste, reconoció a unos padres que sonreían igual que aquella mañana que vino al mundo.



6 comentarios:

  1. Estoy contigo Daniel, el pasado hay que asumirlo, porque no se puede rectificar, como bien dices. Solo extraer lecciones para el futuro. Y vivir día a día, con el peso del pasado y con el peso del futuro.Y eso es más difícil, creo yo, que la heroicidad aparente de tirarlo todo por la borda en un momento, en que uno ya no puede con tanto peso. Me ha gustado y me ha hecho reflexionar. Abrazo

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  2. Abandonar el presente puede convertirse en el error por excelencia.
    Gracias por la visita y el comentario, Francisco. Abrazo tu punto de vista.

    Saludos.

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  3. Hola, Daniel. Interpreto que el texto se refiere a los momentos en que una persona, aún relativamente joven (vivien sus padres), ha hecho algo para suicidarse y ya es irremediable. Me gusta la fuerza visual que dejas en el texto, y en este caso es lo que importa; si bien personalmente -muchas veces lo digo- veo complicadas estas "situaciones límite" para elegir un punto de vista del narrador: si es en primera persona, ¿cómo lo cuenta si se está muriendo?; y si es en tercera persona, como en este caso, ¿cómo sentir lo que siente el protagonista del relato?. En fin, lo importante es no parar de escribir, hacer este ejercicio necesario de una u otra forma.

    Aprovecho para darte un fuerte abrazo.

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  4. A mí me parece que el personaje ha hecho un grave error. De esos que suelen cambiar para siempre el rumbo de una vida. Ya no hay vuelta atrás, solo seguir adelante a pesar de ese pasado y de la locura del acto cometido.

    Este va a ver a sus padres que ya se enteraron (mirada triste) de lo ocurrido. Pero como padres, acogen a su hijo para ayudarle en tal doloroso y perturbador momento de su vida.

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  5. Es una historia sin más. El personaje se sube a la barandilla de un balcón, dispuesto al suicidio. El miedo a su acción le hace visualizar con perfecto detalle, que ocurrirá tras esa acción y eso le hace rectificar al comprender que el pasado es inamovible, pero tiene todo el futuro del que está dispuesto a asumir un profundo cambio en el rumbo de su vida. Sus padres intuyen la acción y respiran aliviados, sabedores de que él mismo debe asumir su nuevo reto y mirar hacia delante.
    Me alegro mucho de verte por aquí, Luis. Tus comentarios me ayudan, ya lo sabes. El escribidor, tiene derecho a asumir riesgos de veracidad en lo que cuenta, siempre que el lector esté dispuesto a seguirle con la misma pasión que se cuentan sentimientos extremos.

    Un fuerte abrazo.

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  6. Sí, ha cometido un grave error, aún sin llegar a consumarlo, es como si lo hubiera hecho. La vida le regala una posibilidad de enmendarlo, con los padres de espectadores, que no intentan pararlo, sabedores que cualquier momento y lugar es propicio para aquél que no le dá sentido a nada.
    Gracias por la visita y el comentario, anónimo/a.
    Saludos.

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