No sé exactamente cuando supe lo que era el amor. No lo busqué. Yo solo quería compañía, mezclar sueños y explorar mundos desconocidos. Fue un día, instantes después de dejarla, cuando creí haberme marchado, y aún sigo allí. Desde ese punto, vivo con sinceridad, bondad, amistad, pasión y otras muchas hermanas que me acompañan y duermen con mi yo frío. Me siento muy afortunado. Hay millones de hombres y una estrella tropezó conmigo. Volvería a buscarla si volviera a nacer. Es parte de mi alma y la necesito para vivir. Gracias por existir.
Cuando se cruza en la vida la luz, mejor ser consciente que seguramente, no volverá a pasar.
ResponderEliminarUn texto sencillo, sincero, tierno y encantador.
Un abrazo.
Fue publicado en "Relatarium" hace dos años. Gracias, Albada por estar siempre ahí. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminar