Amanece una mañana más. Lentamente, el astro rey
levanta su mirada hasta alcanzar con su luz todo aquello que conocemos.
Es su momento, la exaltación del día sobre la noche,
marcando el comienzo del solsticio. El hemisferio norte, celebra desde tiempos
inmemoriales un acontecimiento regular que afecta a todo ser vivo.
La brisa ha parado, como si quisiera hacerle un pasillo
a un verano que entra cargado de numerosos sueños aderezados en ocio. Aunque un
extraño silencio se masca en un ambiente que intuye vetas de tristeza.
El verano ha entrado por la puerta de atrás, con la
duda impregnada en nuestros semblantes que, expectantes buscan respuestas a
acontecimientos que sobrepasan nuestras peores pesadillas.
Los ojos miran, y vuelven a mirar, fugazmente destellan
miedo, disparan compasión necesitando una ayuda que no llega.
Sí, astronómicamente ha llegado el ansiado verano, pero…
quizás, en este, mi país alegre, una bruma desconocida se ha adueñado de todas
las risas que fluyen en libertad. De tus ojos, niña, ya no rezuma esa frescura
en la que me reflejo todas las mañanas para poder seguir adelante.
En tiempos difíciles,es más muy la verdad. No puedo evitar la sensación de que esta crisis global pretende mil cosas, pero como hay impulsos imposibles de diseccionar...yo me ajusto el arnés que me ata a la vida con la íntima certeza, de que sólo yo puedo gestionar mi alegría de estar viva.
ResponderEliminarTe hago llegar, a través de este cuadradito, un hálito de mi sonrisa matinal, que estreno cada día, con la primera inspiración que el sol me trae.
Un fuerte abrazo.
Gracias, Albada.
ResponderEliminarMe llega, me nutre y te lo agradezco...
Un abrazo.
El verano no ha hecha más que empezar. El invierno sigue presente en nuestro interior. Hay que darle un poco de tiempo para que nos caliente por dentro, nos cargue de energía y salgamos a la calle en busca de todo aquello que deseemos. O tal vez salgamos sin pretensión de busqueda alguna, que da mejor resultado.
ResponderEliminarUn abrazo con el calor que necesitemos
Estas líneas devueltas en un otoño tan gris, me parecen un espejismo, Cormorán. El tiempo y los altibajos nos hacen bajar las expectativas.
ResponderEliminarUn saludo.