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miércoles, 7 de marzo de 2012

Linea urbana 55, 7:30 a.m.

Las calles están sometidas al rigor del invierno más extremo. Los escasos viandantes avanzan heroicos, pertrechados como nunca. Sus cuerpos esconden el tacto hasta estaciones más generosas.
Aquí, en el transporte urbano, apretujados, nos agarramos al firme móvil, como gárgolas en deshielo, que cobrando vida, percibimos miradas esquivas de anónimos semblantes. Empieza un juego de miradas con peligrosas interpretaciones e imposibles huídas. Mis manos aferran el cuerpo a la realidad, despertando pudores al contacto inevitable. Donde el deseo espera una oportunidad.
Esa sonrisa por fin, me da calor... es la primera imagen de la primavera prematura.

4 comentarios:

  1. El despertar de la primavera en lo renglones de un un transporte urbano, como escenario de un desperezar de recuerdos y anhelos de pieles encontradas en cualquier estación.
    Y en cualquier ocasión.
    Sin buscarlo.
    Un abrazo.

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  2. Querido Veintiuno: Ese almendro que todos llevamos dentro se te desperezó, de repente, en el 55. Quizá no habías observado la ternura de sus brotes, la suavidad de su corteza. Y, en ese vaivén, íntimo y doméstico, te llegó la primavera. Y descubriste la belleza eterna de los almendros en flor, en el paisaje humano y atestado de esa gárgola. Afortunado tú, que te ocurrió. Y afortunados nosotros a quien nos lo recuerdas con tu pluma. Un abrazo

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  3. No hay duda que la primavera, más que despertar, acentúa instintos adormecidos bajo los abrigos ivernales. Las ganas acumuladas de los deseos empujan a los ojos a aquello que ha permanecido oculto tantos meses. Los primeros calores se agolpan con el estímulo de una sonrisas buscada y al fin encontrada

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  4. Ha sido una primavera especialmente fría, quizás eso haya hecho que el contraste vivido en el tránsito de estaciones, haya acentuado nuestros instintos más ocultos.

    Gracias por vuestra visita y comentario.

    Dejad crecer todo aquello que lo necesita.

    Un fuerte abrazo.

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