Si te quedas, te susurraré secretos al oído. Me esconderé en los recovecos de tus elipses. Acamparé en un rincón de tus sueños más prohibidos.
Si no te vas, me convertiré en la sombra de tu sombra, en guardián de tus horas y testigo de tus instantes, prometiendo solapar tus días.
Son bellas promesas...¿las vas cumpliendo?
ResponderEliminarUn abrazo, escribidor.
Soy más fiel a mis pensamientos e ideas que a cualquier otra cosa. Poco a poco intento cumplir todo aquello que he prometido, no siempre me lo ponen fácil.
ResponderEliminarMe alegro muchísimo de tu visita. Eres bienvenida a esta, tu casa. Un beso, compañera.
Las palabras se las lleva el viento, y son recogidas por algun romántico que las hace sullas. El primero que las lanzó al cielo, no se sabe, si fue sincero o villano
ResponderEliminarCiertas veces las palabras no son suficientes. El miedo puede ser tan profundo y poderoso.
ResponderEliminarCada vez que leo estas palabras se me trastornan los recuerdos.
Estoy de acuerdo, Henriette. Las palabras si no van acompañadas de acción, se evaporan y quedan como un rumor existido.
ResponderEliminarLos recuerdos siempre están ahí, presentes o dormidos. Las palabras son ventanas que se abren para que estos vuelen libremente dependiendo de nuestro estado de ánimo.
Saludos.