Seamos sinceros, eso no existe. No por la perfección en sí de la criatura, sino en la dificultad de adaptar una creación a una amalgama de irregularidades e intuiciones inconexas.
Firmaré el documento que liga a esta perfecta criatura, conmigo. Es un código inviolable. La renuncia de un seductor etéreo a la física y la química. Para siempre.
Mi libertad personal queda blindada y, mi recuerdo, digno.
Fin del contrato.
me reestreno cada día, como tú si bien te fijas. Como todos. Por eso, nosotros, los que no buscamos la perfección, porque no la contemplamos como posible, no permitimos que se firmen dichos contratos. Si me permites.
ResponderEliminarFdo. El notario de Villa Poncio de Arriba.
Un notario le da carácter oficial a cualquier enlace. Y si es de pueblo, mejor que mejor.
ResponderEliminarSaludos, Albada2.