Vestida con sus mejores galas, pasea, como una diosa acuosa, sublime e inaccesible.
Su magnética luz penetra por la ventana entreabierta hasta acariciarme; me seduce a visitar el exterior y, con caminar hipnótico, me guía hasta el edificio más alto donde descubro que también te ha enviado a ti. Sin hablar, casi sin respirar, cogidos de la mano, observamos una Luna inmensa, testigo excepcional de dos almas que han acudido a una llamada silenciosa, un hechizo de atracción y un gélido abismo sin retorno.
Escrito por Vanadis y 21 (Publicado el 19-05-2011 en 280 y punto - Relatarium)
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