Amigo 21, Daniel, a veces los que que vamos siendo maduros, volvemos a los juegos del pasado año, que salieron tan bien, mientras que la savia nueva busca nuevas enredaderas que les empujen a lo más alto.
Es una lectura muy interesante, Francisco, aunque mi intención era la de mostrar el contínuo aplazamiento del juego con los hijos, creyendo que el tiempo no tiene límites y llega el momento que estos toman su rumbo y nos muestra la triste realidad: se hacen mayores y caemos en la cuenta de todo lo que hemos perdido y jamás volverá.
Amigo 21, Daniel, a veces los que que vamos siendo maduros, volvemos a los juegos del pasado año, que salieron tan bien, mientras que la savia nueva busca nuevas enredaderas que les empujen a lo más alto.
ResponderEliminarEs una lectura muy interesante, Francisco, aunque mi intención era la de mostrar el contínuo aplazamiento del juego con los hijos, creyendo que el tiempo no tiene límites y llega el momento que estos toman su rumbo y nos muestra la triste realidad: se hacen mayores y caemos en la cuenta de todo lo que hemos perdido y jamás volverá.
ResponderEliminarEs todo un placer verte por aquí.
Un sincero abrazo.